martes, 12 de junio de 2007

Pachanga cerebral

Oigo voces en la cabeza. El terapeuta de Miguel piensa que podrían ser indicios de esquizofrenia, es un estúpido. Es sólo una forma metafórica de decir que estoy hecha bolas. Me subo al coche, Miguel habla por el celular, espera a que cierre la puerta y acelera. Una voz me dice que me apresure, ya falta poco para la fiesta de quince de Mariela, dos años y once meses. ¿Poco? Interrumpe otra voz más gruesa ¿No te parece que exageras? No entiendes, no se trata de la preparación, me preocupa la sonrisa con la que debo recibir a los invitados, no aparece. Te complicas demasiado. ¿Llamaste a mamá para felicitarla? No, Miguel, lo olvidé, mañana lo hago. Cambia de estación, encuentra una de Pink Floyd y le sube al volumen. Has desayunado como cerda, dice una voz chillona, prometiste hacer dieta, cuidarte de los postres, comer cuatro carbohidratos al día; son las nueve y ya llevas tres, las matemáticas no se te dan ¿cierto? No la escuches, interviene una tenue, te ves bien, el peso es lo de menos, ya tendrás tiempo para ocuparte de eso, ahora concéntrate en ti, en Miguel y en ti, en Mariela y en ti, en Beny y en ti, en regresarle a Jimena los vestidos de noche que te prestó, ya llevan más de tres meses colgados en el clóset, o quizá en acomodar esas fotos en el álbum, haz las cuentas, ya son casi dos años de imágenes arrumbadas en el cajón. Pon orden. ¿Y la vacuna de Beny? Llevas un año de retraso ¿Cuánto más piensas arriesgar? ¿Me vas a acompañar a Veracruz? Todavía no sé, Miguel. Pues decide ya, es muy simple ¿quiéres venir conmigo o no? Toma una decisión por una vez en tu vida. Miguel habla y yo pienso en la clase de natación del miércoles, no la podré tomar, es el bautizo de Germán, debo llamarle al profesor a cancelar, ¿dónde apunté su teléfono? Jimena seguro lo tiene, pero…¿y si me pregunta por los vestidos? Dejaré plantado al profesor. Miguel me mira, presiento que espera una respuesta de mi parte, no oí la pregunta, me mira y no tengo idea de qué decir. Me mira, temo pedirle que me repita la pregunta. En su lugar levanto mis hombros y alcanzo a susurrar un no sé. Miguel se pasa la lengua por los labios y acelera. Alcanzo a percibir que mi respuesta no fue de su agrado. Llegamos al colegio, entrega las llaves del auto al cuidador y camina hacia el salón de maestros, nos invitan a pasar a un cubículo de cristal. En la mesa hay dos platos de cerámica, uno contiene pasitas de chocolate, el otro cacahuates japoneses. Mi mano se detiene a un lado de las pasitas. No agarres, dice la voz chillona de antes. No le hagas caso, responde la tenue, pero los cacahuates se ven más suculentos, si ya vas a engordar hazlo por algo que valga la pena. Pasitas. Cacahuates. Pasitas. Cacahuates. Regreso la mano vacía y la dejo sobre el muslo. Miguel coge un puño de cacahuates y se los mete de golpe a la boca. Me mira. No descifro la intención de sus ojos, pero la imagino. Miro a la maestra que ha comenzado a hablar. Mariela es respetuosa, conoce las reglas del salón y las acata, posee buenas amistades, en matemáticas tiene problemas con la raíz cuadrada pero se muestra dispuesta a mejorar, en deportes hubo un incidente… Mañana es el concierto de Keane, invité a Susana, quedamos de vernos antes para tomar algo, una copa de vino, no, mejor un tequila, suena bien. Y al final Mariela pidió disculpas. Miguel coge otro puño de cacahuates y se los mete de golpe a la boca. Su ortografía es excelente, se ve que tiene una escritora en casa. Me mira como si fuésemos cómplices, como si estuviera dentro de mi cabeza, como si fuera testigo de las horas que paso frente a la computadora, me fijo en ella, advierto que mueve la cabeza en cámara lenta de arriba hacia abajo, sonríe, me da la impresión de que es una marioneta, alguien la maneja por detrás, estoy segura, me paro, camino y me asomo hacia atrás de su espalda. No encuentro a nadie. Miguel me mira con desconcierto. La maestra también. No digo nada. Regreso a mi silla y miro las pasitas. En diez años ya no serás bonita, habla una voz rasposa, tendrás más canas, una panza con celulitis, te enfermarás, artritis, alzheimer, un accidente, silla de ruedas, quedarás ciega, manca, atrofiada. Mariela obtuvo la mejor puntuación en el certamen de conocimientos generales, respondió a todas las preguntas con una soltura impresionante, no le temblaba la voz, es una niña muy segura de sí misma, se nota que tiene una linda familia en casa. PUUUUUUUM. Explota una bomba de esas llenas de dinamita en forma de pelota negra, imagino que me golpea el estómago, me tuerce el cuerpo hacia delante y vuelo por los aires hasta desaparecer. Tengo la boca seca, trago la poca saliva que encuentro y siento agruras. No tomé el azantac. Creo que eché un paquete de tums a mi bolsa. Meto la mano, escarbo, una cartera, un estuche de pinturas, una agenda electrónica, un papel doblado en cuatro, una llave suelta, una envoltura de chocolate, un lápiz sin punta, encuentro los tums, cojo dos y los mastico. Hago ruido a propósito con la boca y Miguel me mira. En la noche es la cena en casa de Daniel. No quiero ir. No quiero poner buena cara. La maestra se acerca a mi oído, me pregunta sobre la frecuencia de nuestras relaciones sexuales, las posiciones que utilizamos, quién es el encargado de tomar la iniciativa, quién el que termina primero. Deja de fantasear. A nadie le interesan tus cuestionamientos, la vida es más simple de lo que crees. No es verdad, es tan pesada como un trozo de acero, despierta, camina, duerme, respira, eso es, respira, si te ahoga su mirada no lo mires, cierra los ojos. No te atrevas a hacerlo, creerán que no te interesa la evaluación de tu hija, mantenlos abiertos, haz un esfuerzo por una vez en tu vida. Levántate de la silla y lárgate de ahí. Demuéstrales quién eres en realidad, no puedes ni seguir el hilo de sus palabras, no te hagas la imbécil, no te interesa la evaluación de Mariela, no te interesa nada, no seas cobarde y acéptalo. Tranquila, no seas tan drástica, ya falta poco, aguanta unos minutos más, después podrás encerrarte en tu coche con las ventanas cerradas, el aire acondicionado a todo y el disco que acabas de grabar. Esto es demasiado, la maestra habla como si fuese una experta en tu hogar, parece haber recibido el título de Licenciada en estudios de la Familia Alcántara, que se vaya al carajo, ella y la maldita escuela, al carajo con todo, levántate de la silla ¡Hazlo!
Nos subimos al auto, Miguel arranca el motor. Entonces… ¿Me acompañas a Veracruz? Me cubro los oídos con las manos. No escucho voces, sólo la mía. Levanto los hombros y respondo: No sé.

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Pachanga cerebral? Me encanta el término...y yo que me decía distraída, olvidadiza, desorganizada...Gracias Tamy por hacerme reir tanto mientras leía, por provocarme desesperación al final hasta querer gritar, por escribir un texto que casualmente me permite identificarme a mi misma en muchas instancias y jamás de los jamás lo hubiera podido poner por escrito y más que nada por ser, nuevamente, TU, y dejarte ver y descubir a través de tus escritos. Te quiero.

Tamar Cohen dijo...

Gracias Sis. Este cuento lo escribí de volada, me surgió la idea cuando estaba en el coche, todo el camino me la pasé redactando los párrafos en mi mente, al llegar a casa me senté frente a la compu y sólo transcribí las frases de mi cerebro a la pantalla. Fue todo, quizá de ahí su frescura, o su naturalidad o su honestidad, no crees? Te quiero too.

Anónimo dijo...

Ah y por cierto....gracias por devolverme por fin mis vestidos.

Tamar Cohen dijo...

Ja, Ja, Ja

Tamar Cohen dijo...

... Y hoy llevé a vacunar a Benja...

Anónimo dijo...

Tamar me encantó. Sí que escribes rápido. Me pareció un cuento muy triste...
Felicidades. Norma E.

Anónimo dijo...

Me encantó compartir contigo el tequila, el concierto y las emociones a flor de piel. Gracias. Te admiro y te respeto por reconocerte y aceptarte como escritora, tanto dentro como fuera de tus textos. Eso eres, escritora. Te quiero, y mucho

Anónimo dijo...

Soy la del comentario pasado. besos

elvira cohen dijo...

me acelere tanto como ella.. corri a tu ritmo y me rei con ganas ya que en tu relato te identificas de alguna manera con la loca esta. pero tu ingenio para llevarnos de la mano a tu ritmo es muy profesional si a esto se le llama que estas picuda y muy creativa e ingeniosa..bajale a lo real y elevate hasta lo infinito en tu imaginacion,... bravo, mi orgullo o como dices.. recibi najes

Tamar Cohen dijo...

Hola Norma, ¿por qué te pareció un cuento triste?

Tamar Cohen dijo...

Gracias por decirme escritora Ilana, se siente muy bien. Te quiero.

Tamar Cohen dijo...

Gracias ma, tu comentario lleva el mismo ritmo del cuento, me parece que sí te lo contagié. Te quiero.

Anónimo dijo...

Estas muy picuda, cada día me sorprendo más. Me encanta, me divierte y a veces me entristece.
Te quiero y te extraño

Unknown dijo...

La loca esta.


Inevitable. Nos metes en tu cabeza, una especie de Jackson Pollock literario. Me parece que penetras zonas que ni tu misma te conoces, y lo maravilloso, es que como ya lo hemos platicado, al hacerlo te mantienes en la perpetua búsqueda y descubrimiento de tí misma y de los seres ficción-realidad que crees estar inventando: "La loca esta", te comentan por ahí en el blog. No pienso que el tema sea tan distante, como si una señorita por ahi en Zimbabwe o en Islandia sea la protagonista de tus líneas. Creo, por el contrario, que "la loca ésta" se encuentra ahi, muy dentro de tí, y me conecta porque también se encuentra dentro de mí. Lo valiente, lo bello, lo especial de tu texto es justamente sacarla a la luz. Quizás me equivoco pero
en mi caso no me jalas por el lado de la atención, Tammy, sino por la cadena de emociones que me brotan al leerte. Eso no puede otra cosa que agradecerse.

El zorro, tarde pero contigo siempre.

Anónimo dijo...

Novia....Me parece que pachanga cerebral no es solo de lo mas divertido que has escrito sino que tambien describes de una forma sumamente agil lo que puede suceder en algun momento dentro de la mente de uno (cualquier coincidencia es solo una casualidad).

Quiero decirte que realmente me emocione mucho al leer Pachanga Cerebral, me parecio extraordinaria la manera en que describes los vaivenes que vives tanto en el mundo exterior como en de tu interior...Te felicito nuevamente y Te Amo!

Tamar Cohen dijo...

Gracias Karen, yo también ya te extrañaba en el blog. Por qué dices que te entirtece el cuento? Te quiero.

Tamar Cohen dijo...

Gracias Zorro, yo tampoco puedo dejar de agradecer tus comentarios. Es curioso la comparación que haces con Pollock, justo vengo de Nueva York y ví un cuadro de él que me impresionó muchísimo, me senté a verlo un buen rato, según yo, lo estaba apreciando, ahora que leo tu comentario me doy cuenta que más que apreciar me sentí identificada con él, eso fue lo que sucedió en realidad. Me encanta que mi loca esta logre contactarse con la tuya. te quiero.

Tamar Cohen dijo...

Gracias Novio, tu comentario me hace experiementar una sensación muy especial, una mezcla de paz-amor-motivación-felicidad. Me encanta que disfrutes de mis cuentos y que me escribas en el blog. Te amo.

Yeicko Sunner dijo...

Hola Tamar:

Te escribo de Nostra Ediciones y necesitamos que nos mandes de nuevo tu correo porque queremos contactarte. Escríbenos por favor al siguiente correo:

yeicko@nostraediciones.com


Saludos

Yeicko Sunner
Asistente editorial
Nostra Ediciones

Belatarr dijo...

Hola me llamó Ricardo soy amigo de Salo Askenazy me voy a subscribir a tu blog ya que a mi también me encanta escrbir (aunque yo lo hago en inglés). Me gustaría pasarte algo que he escrito para que me des tu opinión sino te importa. Saludos